Bienvenid@s herman@s

Hay mucha gente que no sabe que hacer, que se encuentran aburridos y comienzan hacer cosas sin sentido... Muchos no están aprovechando la excelente creación de nuestra especie, no usamos de manera correcta a la mente, y esto lleva a que se produzcan desastres. En mi opinión, la mente del ser humano es una parte del cuerpo en la que más hay que fijarle la atención, ya que se puede enfermar y llenar de basura, ya sea por culpa de uno mismo o por culpa de los demás...
¡Habitamos el planeta Tierra! ¡Nuestro jardín!
Creo que muchos se encuentran encerrados en sus casas con las puertas y ventanas bajo llave, en plena oscuridad sin saber nada de nada y ni de nadie, quizá no sabe lo que hay ni lo que sucede, ni conoce su mundo interior... Supongamos que la casa es la mente, y el que se encuentra adentro es la inteligencia, la experiencia, la capacidad, el arte, etc., toda la familia de esas palabras que describen a un ser bien desarrollado, a un ser para admirar, para seguir, a un ser que sabe mucho y no se le puede discutir, un ser que a través de sus palabras que salen de su boca y entran por el oído de otro llenan la mente de enseñanzas. Por ese motivo la gente debería abrir las puertas y ventanas de sus casas para que entre la luz y les de una mejor vista, para que entre aire fresco, aire con otro aroma. La gente debería abrir sus mentes para que entren más conocimientos sobre la vida en general, para que entre esa luz y les ilumine las cosas que nunca vieron, para que se conozcan más a sí mismos; abrir la mente, salir de sus casas, mirar la vida, ver colores, sentir aromas y sobretodo aprender a aprender... La calle alimenta mis queridos amigos...


lunes, 21 de septiembre de 2009

Barrio San Telmo, Buenos Aires, Argentina.




El Barrio de San Telmo, en Buenos Aires. Este barrio, originado en los remotos inicios del Buenos Aires colonial, vio pasar en sus calles empedradas gran parte de los aconteciomientos que definieron el carácter y cultura de esta ciudad. La Plaza Dorrego, originalmente un espacio usado para el acarreo de frutos y mercaderias en transito hacia el Puerto de la Ciudad, en 1897 y luego de diversos destinos, el actual lugar fué destinado a espacio público, convirtiendose con el tiempo en esta plaza, centro de San Pedro Telmo. Poblado por familias europeas radicadas en Argentina y argentinos ilustres, se construyeron residencias y mansiones que formaron esta parte de la ciudad. Posteriormente, dada su proximidad al puerto, varias epidemias azolaron el pueblo, entre ellas la fiebre amarilla en 1871, forzaron a muchas familias a mudarse a sus fincas rurales y quintas, lo que dio origen a otros barrios de Buenos Aires, como La Recoleta, Belgrano y otros distritos apartados del Buenos Aires de ese entonces.







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